La cocina es una de las estancias del hogar que más utilizamos en nuestro día a día y que más desgaste sufre con el paso del tiempo. Por ello, resulta de especial importancia que ésta esté equipada con productos y muebles de la mejor calidad.
Podemos distinguir dos vertientes de calidad. La primera se refiere a todo aquello que nos permite disfrutar de sus prestaciones. Algunos ejemplos de esto son: la suavidad de rodadura, la amortiguación en el cierre, una adecuada capacidad de carga o el correcto ajuste entre las diferentes partes del mueble. Esta cualidad también es perceptible en detalles como la perfecta unión entre superficie y canto, que nos permite un buen sellado (imprescindible para lograr la resistencia a la humedad y el calor), y, además, denota la calidad en el acabado. También se manifiesta en elementos como el uso de tablero contrachapado con adhesivos resistentes al agua en zonas donde hay riesgo de humedad (zonas de lavado, frío, vajilla húmeda, etc.,).
La segunda vertiente de la calidad es la fiabilidad en el tiempo; es decir, la durabilidad, que resulta necesaria para ahorrar recursos a largo plazo. Desde Santos Cocinas, aumentamos los ciclos de vida de nuestros productos a través de una serie de pruebas que realizamos con los materiales que usamos en nuestro laboratorio de calidad. Algunos de los parámetros que resulta importante medir son el número de ciclos de apertura y cierre en todas las partes móviles, la resistencia a la corrosión de las partes metálicas, la resistencia a la carga en estantes, correderas, y bisagras; o la resistencia a la tracción.
Imagen de Santos