Tal y como hemos hablado en otras ocasiones, la cocina es uno de los espacios más importante de nuestra casa. En ella pasamos muchas horas de nuestra vida, y bien sea solos o en compañía nos sentimos bien en este espacio. Es una de las zonas «mimadas» de la casa. Si hacemos una reforma, será uno de los espacios en los que invirtamos más tiempo, mimo y dinero. Queremos que se adapte a nuestro gusto, pero sobre todo a nuestras necesidades. Pero hay diferentes tipos de cocina, tantas como personas hay, y hoy vamos a hablar de una de las características más importantes que hemos de tener en cuenta a la hora de proyectar este espacio.
COCINAS ABIERTAS
Las cocinas abiertas van ganando adeptos día a día. Nos permiten socializar. Si invitamos a unos amigos a casa, a comer una paella, podemos compartir con ellos una buena charla, mientras preparamos el aperitivo, o la propia comida. Es una maravilla disponer de este espacio abierto. Pero, ojo, que tiene también sus inconvenientes.
Una cocina abierta ha de guardar sintonía con el resto de la casa, ha de tener el mismo estilo de decoración, e incluso, tonos y colores que concuerden.
Una cocina abierta ha de estar siempre recogida, limpia y ordenada. Por el contrario, nos molestará mucho ver la cocina con los platos por recoger, por lavar, y las ollas y sartenes sobre la encimera. Esa paz visual solo se conseguirá teniendo siempre la cocina impecable.
Una cocina abierta has de tener un buen sistema de extracción de humos y un buen sistema de ventilación. Sino, la casa entera será «víctima» de los olores de la cocina. El ruido también es otro de los hándicaps de tener una cocina abierta.
Una cocina abierta ganará claridad, luminosidad. El no tener tabiques ni espacios cerrados dará mayor sensación de amplitud que en una cocina cerrada.
Una cocina abierta te permitirá, en tu día a día, controlar el resto de la casa y disfrutar de tu familia mientras estás cocinando.
COCINAS CERRADAS
Hace algunos años, la gente optaba más por las cocinas cerradas. Este espacio, cerrado y aislado del resto de la casa, te permite tener una privacidad, que con las cocinas abiertas no se tiene.
Una cocina cerrada evita que humos, ruidos y olores, se escampen por toda la casa. Es la cocina tradicional, la de toda la vida. Se cierra la puerta y no se ve lo que hay dentro. Si hay desorden o los útiles están por limpiar, nadie los ve, a no ser que entren expresamente en este espacio.
Una cocina cerrada te permite más flexibilidad a la hora de diseñar el espacio. No tiene el por qué guardar consonancia con el resto de la casa, ya que, al ser un espacio independiente, puede tener un estilo propio.
Una cocina cerrada tiene más flexibilidad a la hora de pensar en su distribución ya que tienes todas las paredes para poder colocar los muebles, módulos, electrodomésticos…que necesites.
Una cocina cerrada y con poca luz natural ha de estar bien iluminada, sino puede llegar a ser un inconveniente.
Una cocina cerrada ha de tener un buen tamaño. Si dispones de un espacio reducido para la cocina, has de analizar bien las zonas de paso, los espacios de trabajo, la colocación de los electrodomésticos…
Una cocina cerrada, por lo general, tiene mucho de intimidad y poco de sociabilidad.
¿Y tú? ¿Eres del team de las cocinas abiertas o del de las cocinas cerradas?